Solución menos grasa - menos agua

Para oxidar (quemar) la grasa corporal, el organismo tiene que dar tres pasos. En pocas palabras, funciona así:
Tu cuerpo moviliza la grasa acumulada cuando necesitas energía.
La grasa se transporta hasta las mitocondrias de las células a través de la sangre, donde se convierte en una molécula portadora de energía que se llama ATP.
El ATP energiza a todas tus células para que las funciones de tu cuerpo se cumplan al cien por cien.

Al final, los ácidos grasos se hacen más pequeños y se reduce la grasa corporal.

Pero, a veces, al cuerpo le cuesta movilizar los depósitos de grasa a medida que ganas años o si consumes muchas grasas saturadas y trans. También, cuando la hormona insulina se eleva por malos hábitos alimenticios o segregas mucho cortisol por dormir mal y pasarla estresada. Así, acumulas grasa, especialmente en el abdomen.

Con los años puedes notar que acumulas más kilos y tu cintura se ensancha, aunque tus hábitos de alimentación y ejercicios son los mismos.
Pero la verdad es que aumentar de peso y no poder perderlo rápido no están necesariamente relacionados con la edad, sino con el desequilibrio hormonal que es una parte típica del envejecimiento.
Disminuyen los niveles hormonales (estrógeno, progesterona, andrógenos y la hormona de crecimiento), esenciales para mantener la masa muscular. Y cuando pierdes músculos, se ralentiza el metabolismo.
Además, como dormimos menos y nos estresamos más, se generan desbalances en las hormonas que te hacen comer más y acumular grasa abdominal.

De manera natural la grasa se elimina de manera uniforme en todo el cuerpo, por eso es difícil quemar la grasa localizada en una zona específica (abdomen, glúteos, brazos, etc.).
Pero cuando logras bajar paulatinamente la grasa que te sobra, los excesos en tu abdomen también irán disminuyendo.
Por eso, la recomendación es que lleves una alimentación balanceada, controlando las porciones, y hagas ejercicios regularmente. También te ayudará dormir al menos 7 horas bien y tratar de estresarte menos, para evitar el descontrol de las hormonas que causan hambre y antojos.

Cuando las mujeres experimentan períodos de flujo hormonal, como la perimenopausia y la menopausia, son más propensas a retener agua.
El aumento del estrógeno afecta la función renal, por lo que hay un desequilibrio de agua y sal que causa hinchazón y retención de líquidos.
La progesterona actúa como un diurético natural para aliviar el exceso de líquidos. Si los niveles de estrógeno son mucho más altos que los de progesterona, puede hacerte retener agua.