Detener tus hábitos saludables podría provocarte esto
“Me da flojera ejercitarme”, “quiero dormir más”, “mañana lo hago”… Pensamientos como estos son un peligro para tus hábitos saludables.
Se instalan en la mente a cualquiera, incluso de los más disciplinados.
Y en un momento de descuido ¡bang! aparece la excusa perfecta para desviarte hasta de las metas en las que tienes años trabajando.
¿Por qué te cuesta más caer ante tentaciones culposas que mantenerte firme aunque estás viendo los resultados de tus esfuerzos?
Hay razones científicas y voy a explicártelas.
¿Soy o no saludable?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) eres saludable si estás en buen estado de salud en lo físico, mental y social.
Para lograrlo debes asumir durante tu vida cotidiana conductas que incidan positivamente en tu bienestar.
Dicho de otra forma, mantener los siguientes hábitos saludables:
- Consumir una dieta equilibrada.
- Tener una adecuada higiene personal (incluida la bucal).
- Mantener un patrón y una calidad de sueño óptimos.
- Realizar actividad física.
- Evitar hábitos tóxicos: no fumar, consumir drogas, tomar alcohol en exceso, especialmente si tienes antecedentes de alcoholismo.
- Planificar tu día.
- Permanecer en una actitud positiva.
- Manejar el estrés.
- Evitar el sedentarismo.
Los estudios reflejan que si los practicas diariamente, se incrementa tu esperanza de vida y evitas el riesgo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, cáncer o diabetes, entre otras.
También marcan una gran diferencia entre llegar a una edad avanzada con buena salud o bajo el yugo de las enfermedades.
¿Por qué es tan fácil caer en malos hábitos?
Un mal hábito es una acción repetida que, directamente o indirectamente, afecta tu salud y bienestar general.
Están presentes en la vida por una razón específica: responder a necesidades humanas como disminuir el estrés o calmar un antojo o apagar la sed.
Míralo así. En tu día a día, te enfrentas a situaciones que te generan ansiedad, angustia o temor, y desencadenan una serie de acciones que pueden sabotear tus rutinas saludables.
Y es que los malos hábitos ofrecen recompensas “positivas” a muy corto plazo para el cerebro. Por eso, la mayoría tiende a caer en ellos consecutivamente.
Muchas de esas recompensas son reacciones psicológicas, como una sensación agradable o el alivio momentáneo de un sentimiento.
Te pongo un ejemplo. Estás en casa confinado y recordaste la rica sensación de tomarte un refresco.
Tú sabes que esa bebida tiene cantidades extremadamente altas de azúcar que terminarán almacenadas en tu cuerpo en forma de grasa y, con el tiempo, aumentarán tu peso. Pero igual decides tomártela, porque “ya bastante sacrificio estoy haciendo encerrada en la casa”.
Si te sucede una vez, no pasa nada. Lo malo es que lo repitas, hasta que se convierte en un hábito que aumentará tus probabilidades de enfermarte.
¿Cuánto tarda consolidar los hábitos saludables y los malos?
Lo que te diré no va a gustarte: estudios científicos indican que adquirir un hábito saludable requiere unos 66 días, pero uno inadecuado tarda solo 3 días.
Por eso, el primer paso es ser CONSCIENTE de que, aunque tengas una “recompensa positiva”, en realidad son dañinos para tu salud.
Vale el esfuerzo intentarlo. Sobre todo, cuando la humanidad está pagando las consecuencias de parar sus rutinas a causa de unos largos meses en confinamiento que le están dando un vuelco radical a lo cotidiano.
Estudios demuestran que un gran porcentaje de la población dejó a un lado sus hábitos saludables en cuarentena. Se ejercitan menos y consumen más carbohidratos y comida chatarra.
Las consecuencias son notables:
- Cansancio y fatiga. El exceso de comida basura provoca cansancio, fatiga, bajones de ánimo e irritabilidad. Eso es porque NO aportan las vitaminas y minerales claves para el buen funcionamiento del cuerpo.
- Insomnio. La ingesta excesiva de grasas saturadas y cenas copiosas provocan dificultad para conciliar el sueño y dormir profundamente.
- Inflamación. Mala alimentación, estrés, falta de sueño, entre otras, pueden provocar inflamación crónica (constante) que conlleva a multitud de enfermedades inflamatorias y otras como la fibromialgia, que es dolor crónico en músculos y articulaciones.
- Sedentarismo. La falta de ejercicio combinado con una dieta inadecuada supone la aparición de enfermedades cardiovasculares. También de osteoporosis debido a que el calcio no se absorbe correctamente en los huesos.
- Problemas de estómago e intestino. Comer mal puede provocar dolores de estómago, ardor, permeabilidad intestinal, acidez, diarreas y estreñimiento.
- Diabetes. La aparición de sobrepeso y el desarrollo de diabetes puede relacionarse con la diabetes el tipo 2.
- Enfermedades cardiovasculares. No incluir vegetales, frutas de temporada y aceite de oliva en tu dieta saludable aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como aumento de la presión arterial, colesterol malo e infartos.
Consejos para mantener tus hábitos saludables
Esto es lo que deberías hacer, si quieres mantenerte sano, enérgico y enfocado, no solo en tu meta, sino en tus actividades diarias.
- Ten una dieta equilibrada y variada
Consumir frutas, vegetales, granos, proteínas vegetales y animales, y grasas saludables altas en omega-3 te dará los nutrientes esenciales para que tu organismo funcione con normalidad.
Presta mucha atención a las porciones y mantén un equilibrio energético que se ajuste a tus necesidades.
- Practica la alimentación consciente
Los largos períodos de estrés y aburrimiento pueden llevarte a comer de más.
Por eso, practicar la alimentación consciente es una estrategia útil que te ayudará a mantener una relación sana con los alimentos y equilibrar tu ingesta de energía.
- Mantente hidratado es vital
La cantidad de agua que necesitas depende de tu edad, sexo, peso, altura, nivel de actividad física y condiciones ambientales. Por ejemplo, en el clima caliente probablemente tienes que beber más.
El agua potable es la bebida más saludable y barata. Pero si quieres agregarle un impulso refrescante, ponle rodajas de limón, pepino, menta o bayas.
Café, té sin azúcar, infusiones aromatizadas y agua con gas también son buenas opciones para hidratarte.
- Muévete
Mantener la actividad física beneficia tanto al cuerpo como a la mente.
Los adultos sanos deben realizar, al menos, 30 minutos de actividad física al día y los niños sanos (5-17 años) al menos una hora.
Estas recomendaciones pueden hacértelo más fácil:
- Fíjate una hora para tu actividad física diaria.
- Toma descansos regulares alternando sentarte y levantarte. También puedes hacer estiramientos.
- Sigue clases de ejercicios en línea.
- Practica actividades como baile, videojuegos dinámicos, los quehaceres domésticos o juega con tus niños.
- Duerme lo suficiente
La falta del sueño impacta la salud física y mental. También reduce la capacidad de tu sistema inmunológico para combatir infecciones.
En general, los adultos necesitan unas 7 horas de sueño de buena calidad por noche.
Si tienes problemas para dormir profundo esa cantidad de tiempo o sufres de insomnio crónico, prioriza tus hábitos saludables de sueño:
Puede que te encuentres en una situación límite como la pandemia global o en tu dinámica regular. SIEMPRE vas a ser tentado a deslizarte por un tobogán hacia la honda piscina de los malos hábitos.
Debes estar alerta a tu entorno y a tus emociones para que puedas neutralizar cualquier desliz, antes de que sea tarde.
Cuídate y mantén protegidos a los tuyos de adentro hacia afuera. ¡Dale que sí se puede!
Y si deseas profundizar sobre cómo hacer más fácil y efectiva la práctica de tus hábitos saludables, en nuestro blog hay mucha información que puede ayudarte.